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Foto del escritorPsicoterapeuta Carolina de Ella Migra

NO puedo enfocar mi atención: Un acercamiento al trastorno de déficit de atención en adultos.

Actualizado: 18 ago 2020

Si te cuesta concentrarte en una actividad, si mantienes una especie de “inquietud interna”, si sientes una fuerte desorganización en tu vida, si tienes dificultad para establecer prioridades, falta de habilidad para manejar el tiempo, problemas para completar los trabajos en las fechas adecuadas, y si constantemente cometes errores por descuido, atención: probablemente sufres de déficit atencional. O quizás siempre lo has sufrido, pero nunca fue diagnosticado. Y menos, tratado.


La característica esencial de este síndrome es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad. Esto es una condición que se manifiesta a lo largo de la vida, afectando a niños, adolescentes y adultos de todas las edades.


Cómo se manifiesta en Adultos.

El déficit atencional tiene relación en cómo funciona el cerebro y en cómo las personas se van adaptando a las diferentes demandas cognitivas que se les van presentando. Muchas personas con déficit atencional se acomodan bien a su realidad debido a sus capacidades. Pero, un buen rendimiento en el trabajo les demanda un aporte importante de energía. Así, las personas con esta condición que logran adaptarse a diferentes escenarios van teniendo un desgaste diario que los puede llevar a colapsar.


De esta manera, no es raro ver profesionales exitosos de entre 30 y 40 años que se sienten muy cansados, que tienen problemas para dormir, que son dispersos y que, definitivamente, no rinden como lo hacían antes. Además, les cuesta mantenerse concentrados, tienen fallas en su memoria y se distraen fácilmente.


Diagnóstico.

Es clínico e interdisciplinar. El especialista debe investigar cuáles son los síntomas actuales del paciente y cómo ha sido su historia. Además, se deben realizar pruebas neuropsicológicas para detallar el perfil de funcionamiento cognitivo del paciente. Es necesario aclarar que cuando hablamos de un trastorno de este tipo, NO estamos hablando de un daño o fallo en el proceso de atención o memoria del paciente, por cuanto a que hay muchas atenciones y memorias involucradas en diferentes procesos; estamos hablando de una CONDICIÓN que altera los mecanismos neuropsicológicos de algún tipo de atención o un conjunto de ellos y que afecta el desempeño generalizado y algunas áreas de relación y adaptación de las personas.


Cabe anotar que el cerebro tiene circuitos especiales para cada una de sus diferentes funciones. Los circuitos de la atención están en la corteza cerebral de la zona frontal, en el área llamada prefrontal, y que controlan la memoria de trabajo, la atención, la atención y la inhibición de las respuestas. (Soutullo y Díez, 2007.)


La atención se divide en dominios en función del objeto de la atención y la respuesta atencional o el grado o nivel de atención del sujeto. Cada dominio de la atención tiene su función e importancia a la hora realizar una tarea, y cada acción o tarea requiere de un tipo de atención u otra.

  • Arousal o estado de alerta

  • Atención focalizada

  • Atención sostenida

  • Atención selectiva

  • Atención alternante

  • Atención dividida

Si crees que tú o alguien de tu familia, convive con esta condición asegúrate de recurrir a expertos neuropsicólogos y asegúrate de confirmar CUÁL es el tipo de atención afectada, pues cuando hablamos de este diagnóstico NO quiere decir que todo el mecanismo de atención esté sobresaturado sino un tipo de atención o varias en particular, aspecto que sólo se sabrá con la evaluación profunda, adecuada y profesional en neuropsicología.


Para el especialista es importante destacar que hay que ser cautos pues hay patologías que pueden confundirse con déficit atencional. Entre estas se destacan la depresión, la ansiedad, las obsesiones compulsivas y la demencia. Y esta es la razón de por qué es tan relevante que un neurólogo haga un diagnóstico diferencial de la condición.


El diagnóstico en adultos resulta complicado debido a la comorbilidad, es decir, la coexistencia con otras patologías psiquiátricas, ya que los síntomas del TDAH se pueden solapar con los de los otros trastornos como trastorno por abuso de sustancias, trastornos de ansiedad y del ánimo.


El TDAH se ha considerado durante mucho tiempo un trastorno propio de la infancia y de la adolescencia, pero los síntomas y el impacto funcional del TDAH no siempre desaparecen al pasar a la edad adulta y el trastorno puede persistir en más del 50% de los casos. Se asocia con un impacto importante a nivel clínico, funcional y de calidad de vida.

Un estudio epidemiológico realizado a nivel internacional en la población general señala que la prevalencia del TDAH en adultos es del 3,4%3. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de estos adultos con TDAH no están diagnosticados.


Síntomas del TDAH en adultos.

Hiperactividad

La hiperactividad, aunque menos presente en esta etapa de la vida, se puede transformar en:

– una actividad constante

– horarios sobrecargados

– elegir trabajos que les requiera una mayor ocupación

– pueden convertirse en adictos al trabajo



Déficit de atención

El déficit de atención, más marcado en esta etapa de la vida, se manifiesta en:

– problemas de atención y concentración

– desorganización e incapacidad para organizar trabajos o tareas

– dificultad para iniciar y finalizar proyectos

– problemas de gestión del tiempo

– facilidad para olvidarse de las cosas

El déficit de atención se manifiesta principalmente en las actividades que requieren un mayor nivel de atención y concentración en el tiempo, y en general, los lleva a ser poco organizados e inconsistentes, por lo que pueden tener más problemas en el entorno laboral.


Impulsividad

En cuanto a la impulsividad en la edad adulta, se caracteriza frecuentemente de la forma siguiente:

– terminar las relaciones prematuramente

– cambiar de trabajo constantemente

– carecer de paciencia para distintas actividades

– perder el control

– conducir de forma temeraria (con un mayor porcentaje de accidentes)

– alto número de multas y probables retiradas de carné

– consumo de tóxicos


Los síntomas de impulsividad en la edad adulta tienen un fuerte impacto en la vida familiar, laboral y social.


Aspectos positivos.

Lo bueno es que no todo es negativo. Las personas con estas características tienen capacidades sobresalientes. Por ejemplo, tienen una enorme facultad para percibir todo tipo de información; tienen todas las antenas puestas. Son personas muy sensibles, muy intuitivas y muy buenos líderes. Por lo general, son exitosos si están haciendo cosas o trabajos que los estimulan.


Por otra parte, tienen una gran capacidad para conceptualizar; esto significa que con poca información pueden manejar muy bien un tema. Son buenos vendedores, psicólogos, doctores, publicistas y arquitectos ya que entienden la necesidad del otro. Así son capaces de plasmar las ideas de los demás y tienen mucha empatía y percepción del resto.


Cuándo sospechar.

Hay ciertas claves que pueden hacer pensar que un adulto puede tener déficit atencional. Por ejemplo, aquellos que durante su etapa de colegio siempre tuvieron un promedio medio, medio-bajo y, sin embargo, obtuvieron excelentes puntajes en estudios posteriores.


También entran los casos contrarios: alumnos de grandes promedios en el colegio que una vez que llegan a la universidad, comienzan a repetir ramos y a cambiarse una y otra vez de carrera, y luego de trabajo. “El punto es estar atento a las disociaciones entre los logros de una persona y sus capacidades”.


Tratamiento.

El déficit atencional siempre se debe tratar; si no se hace, cada vez se hará más evidente, y por lo tanto, acarrea más problemas a la vida diaria. Lo más importante es que tanto el paciente como su familia entiendan qué es lo que está pasando y sepan de qué se trata el déficit atencional. Que sean capaces de comprender al paciente cuando, por ejemplo, no llega con todo lo que se le pidió del supermercado.


El tratamiento farmacológico sólo se debe indicar en casos necesarios y se hace considerando el rendimiento y la calidad de vida que tenga el paciente al momento de consultar. Será clave SIEMPRE, independientemente de si se requiere o no algún tipo de medicación, intervención psicoterapéutica especializada, así como son recomendables la práctica de estrategias de Mindfulness y Arteterapia.


En todo caso, se hace necesario aclarar que lo que buscan los tratamientos –más allá de mejorar el rendimiento de una persona– es que el paciente tenga una mejor calidad de vida, que le cueste menos tener tiempo libre, que establezca buenas relaciones y que pueda disfrutar más de los momentos.


Por último, hay que señalar que los tratamientos son indefinidos ya que dependen de la exigencia cognitiva de cada persona. Y a pesar de que no existe nada que “cure” el déficit atencional, si este es debidamente diagnosticado y tratado, se convierte en una condición totalmente manejable.



BIBLIOGRAFÍA.

1. Faraone SV, Biederman J, MIck E. The age-dependent decline of attention deficit-hyperactivity disorder: a meta-analysis of folow-up studies. Psychol Med 2006.

2. Ramos-Quiroga JA, Bosch-Munsó R, Castells-Cervelló X, Nogueira-Morias M, García-Gimenez E, Casas-Brugué M. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos: caracterización clínica y terapéutica. Rev Neurol 2006.

3. Ramos-Quiroga JA, Chalita PJ, Vidal R, Bosch R, Palomar G, Prats L, et al. Diagnóstico y tratamiento del trastorno por déficit de atención/hiperactividad en adultos. Rev Neurol 2012.

4. Fayyad J, De Graaf R, Kessler R, Alonso J, Angermeyer M, Demyttenaere K, et al. Cross-national prevalence and correlates of adult attention-deficit hyperactivity disorder. Br J Psychiatry 2007.

5. Wnder PH. Attention-deficit hyperactivity disorder in adults. Psychiatr Clin Nosrth Am 1998.

6. Kessler RC, Adler L, Barkley R, et al. The prevalence and correlates of adult ADHD in the United States: results from the National Comorbidity Survey Replication. Am J Psychiatry 2006.

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