¿Dónde estás cuando no estás?
¿Qué crees que pasa cuando solo está tu cuerpo en el presente?
¿Quién va a devolverte el tiempo que no estuviste en el aquí y el ahora?
Hagamos una pequeña autoevaluación:
¿Te cuesta mantener la atención en una sola tarea, viviendo predominantemente en formato multitarea ?
¿Tienes la sensación de estar perdiéndote el día a día de alguna manera?
¿Te resulta complicado sentarte sin ninguna finalidad?
Mientras realizas una actividad, ¿sueles estar pensando en la que viene a continuación?
¿Te descubres a ti misma con frecuencia fuera del momento y tienes que obligarte a volver de vez en cuando?
¿Te provoca ansiedad anticipar situaciones futuras que después ni siquiera llegan?
¿Crees que le das muchas vueltas a lo que ocurrió en el pasado, repasando una y otra vez las escenas vividas?
¿Ves algunas fotos tuyas y te cuesta reconocer el momento, como si no hubieras sido plenamente consciente en aquel entonces?
Algunas claves para estar más en el aquí y el ahora
1. Observa tu pensamiento
Hay una obsesión en el último tiempo, porque las personas vivan en felicidad suprema (vista como comodidad), y eso por supuesto, es un anhelo ambicioso; sin embargo, no es un anhelo que permita cultivar la consciencia plena ni que permita ampliar el pensamiento y la creatividad. Las teorías del aprendizaje y una experiencia tan cotidiana como observar los niños pequeños a nuestro alrededor, nos enseña que es a través del reto, de la incomodidad, del desajuste y de experiencias fuertes y confrontativas, que aprendemos.
Así que es importante que reconozcas experiencias emocionales diversas porque es la única manera de desarrollar habilidades de empatía hacia ti misma y hacia los demás; así como es importante volverse una auto-observadora del propio pensamiento, dado que solemos identificarlos con él sin entender que es la herramienta neuronal, trascendente y vital para percibir el mundo y que esta sesgado según la propia experiencia y lugar del observar.
2. Regresa
Cuando te sorprendas a ti misma rumiando en el pasado, piensa realmente lo que estás dejando de vivir en ese instante por retrotraerte a algo que ya no está y que no se puede modificar. Vuelve a ti y hazlo con la compañía de manos profesionales como psicoterapeutas y expertos en salud mental y bienestar emocional.
3. Vive además de planificar
Invertir un tiempo en planificar los pasos a seguir para su consecución es un aliciente para la evolución, sin duda.
Sin embargo, no te olvides de disfrutar en el proceso, empieza a pasártelo bien desde el minuto uno en el que diseñas el boceto de lo que vas a vivir dentro de un tiempo.
Procura que tu presente tenga un sentido por sí mismo, que no se convierta sólo en un medio para alcanzar algo futuro.
4. Conecta con tu emoción presente, sea la que sea
A veces tendrás que pasar por un periodo complicado. Puede que sientas dolor, rabia, tristeza o miedo. Puede que tiendas a evitar esa emoción, negarla o incluso concentrarte constantemente en cuándo dejarás de sentirla.
Déjala estar, piensa que tiene su razón de ser y alguna función o aprendizaje subyace. En cualquier caso, es el sentimiento que pertenece a este fragmento de tu vida aquí y ahora. Lo que sientes hoy, aquí y ahora, es una señal de que estás viva.
5. Busca un momento para hacer "no hacer"
Suena extraño, lo sé, pero es difícil encontrar momentos para no hacer nada. Y cuando los encuentras, te sientes rara así, sin más, dejando que transcurra segundo a segundo y asistiendo como espectadora y protagonista a ello.
Rescata algún instante para tu desconexión, deja que tu mente se vacíe, sin juzgarte por ello. Crea algún paréntesis que no te obligue a ser productiva, simplemente permítete estar en el mundo con los otros, tal y como tú eres, sin necesidad de hablar, realizar o expresar.
Escucharás de nuevo a tu ser pensante y resistente que te sacudirá con «¡estás perdiendo el tiempo sin hacer nada!» Y podrás replicarle: «al revés, estoy ganando consciencia de ser y estar, no hay pérdida»
*Basado en las reflexiones de Patricia Córdoba
Te abrazo y espero en Psicoterapia.
Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.
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